¿Te acuerdas cuando hicimos un
picnic en el parque de la Ciutadella? Fuimos todos juntos y mamá llevaba una
cesta donde guardó todo cuanto necesitamos aquella tarde, como si fuera el
bolso de Mary Poppins. Extendimos un mantel de cuadros rojos y blancos, nos
sentamos alrededor y comimos sandwich. Hablamos de muchas cosas, de cómo nos
iba el colegio, qué queríamos ser de mayores, qué no queríamos ser y dónde nos
gustaría ir de viaje ese año. Al final fuimos a Perpiñán pero creo que tampoco
lo recuerdas. Ahora sólo te acuerdas de cuando eras niño y tu madre te decía
que tu hermano lo hacía todo mejor que tú.
No
me importa decirte quién soy cada día y cómo fue nuestra relación en el pasado.
Las historias que cuento son muy costumbristas y es que fue así nuestra vida,
muy normal. La rutina nos llevaba a todos por un camino ya aprendido y nos
gustaba andar por él, aunque a veces resultara cansado. Ahora que recuerdas
cómo eras cuando eras niño, debes admitir que el estudio se hacía a veces
insoportable. Me dijiste una vez que te hubiera gustado estar más conmigo para
ayudarme a entender historia y geografía, matemáticas no, porque tampoco era tu
fuerte. Pero tu trabajo era muy absorbente y necesario para que los cinco
pudiéramos salir adelante.
Un
día llegaste después del trabajo y te esperábamos para ir a ver una película,
habíamos ahorrado los tres haciendo recados para los vecinos del barrio. Fue
idea de mamá. Recuerdo que cuando llegaste y nos viste vestidos de domingo, no
comprendías qué estaba pasando. ¡La cara de felicidad que se te quedó cuando
supiste lo que habíamos preparado! Te dejamos elegir la película, y decidiste
ver Luna de Papel. Mamá no dejaba de hacer comentarios y tú la reprendías
cariñosamente, pero ella no lograba
entender que un cine no es como estar en casa. Su charlatanería fue más fuerte
que su sentido común. Yo en cambio te cogí de la mano, y nos sonreímos, sin
hablar ya supimos que nos estaba gustando la película. Mis hermanos eran muy
pequeños por entonces, y aunque se cansaron rápido, se comportaron. Todo esto
te lo cuento para que te acuerdes al menos en el día de hoy, que estábamos muy
unidos, papá.
Recuerdo
lo duro que fue para tí verme crecer. Ningún chico era lo suficientemente bueno
para estar conmigo y no querías admitir que aún me veías como una niña y no como una adulta que ya tenía edad de
casarse. Cuando llegó él, te costó al principio porque sabías que sería él y no
otro el que se llevara a tu princesa, como tú me llamabas. Pero con el tiempo
supiste ver su encanto, y lo bien que me trataba, lo que me quería. Entonces lo
aceptaste y te entraron las ganas de tener nietos.
Ahora
estoy aquí contigo, contándote todas estas cosas y engañándome a mí misma.
Porque nada de todo esto fue real. Sino más bien lo que esperaba una niña de su
padre. Pero yo te he perdonado y no quiero que te vayas de este mundo siendo
consciente del daño que hiciste a todos los que te rodeaban. Suficiente tienes
con acordarte del desprecio que te tenía tu madre. Prefiero que te vayas con la
idea de que fuiste muy diferente a ella y nos trataste con mucho amor y cariño.
Yo misma me he quedado con estos recuerdos inventados, porque así duele menos.
Es cierto que me he aprovechado de tu condición para encontrar la manera de
quererte un poquito. Te veo ahora tan indefenso, tan feliz cuando te cuento
estas cosas que no he podido dejar de inventar.
El día que no estés quiero que sepas
que te recordaré tal y como eres ahora, porque es ahora cuando ríes de verdad y
me abrazas con el alma.
7 comentaris:
Me gusta tu escritura Mela. Enseguida entiendes las emociones descritas. Un abrazo lleno de cariño. Silvia
¡Gracias Silvia! Es muy importante para mí recibir comentarios de todo lo que escribo para saber qué efecto causa en los demás. Me alegro mucho de que te haya gustado. Por cierto, yo también he leído algunas entradas tuyas, como la vida misma! Deberías dedicarte. Hazme caso, apúntate a un curso de escritura, aprenderás mucho y te lo pasarás muy bien.
Es brutal, Melanie, en serio.
¡Gracias Noel! A ver si me salen más relatos, por lo menos puedo contar con los tuyos que son geniales. Sigue así.
¿Sabes como haces sentir a la gente cuando escribes? Los haces volar por un mundo en el que tu eres la protagonista, donde nos sentimos igual que tu. Nos haces movernos como títeres por un mundo de sentimientos inciertos. Melanie, has hecho mover el corazón de este títere.
Hola Pandora, ¡muchísimas gracias por tus palabras! Así da gusto seguir escribiendo :) Un fuerte abrazo.
En verdad es hermoso lo que haces y como lo haces, tu forma de escribir. Me da gusto haber llegado hasta este lugar. Saludos.
http://reflexamientosxrimbo.blogspot.com.ar/
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