DESCUBRIENDO Un camino de letras: Hija de humo y hueso

sábado, 7 de julio de 2012

Hija de humo y hueso



TÍTULO ORIGINAL: Daughter of Smoke and Bone
AUTOR: Laini Taylor
TRADUCTOR: Montserrat Nieto Sánchez
EDITORIAL: Alfaguara
ISBN: 978-8420410982
PÁGINAS: 472
PRECIO: 17,50€



SINOPSIS

Karou es una chica de 17 años que estudia arte en Praga. Tras su apariencia de adolescente con carácter rebelde, lleva una doble vida que mantiene en secreto. Hace encargos para el traficante de deseos Brimstone, una criatura quimérica que la adoptó al nacer, recolectando dientes de todo tipo en cualquier parte del mundo. Karou no sabe para qué son esos dientes, tampoco por qué, siendo humana, forma parte de una familia quimérica, además de esa recurrente sensación de vacío que no alcanza a explicar. 

De repente aparecen unas marcas de manos en las puertas que van a esa otra parte donde se encuentra Brimstone, obra de los serafines que están en guerra con los quimeras. Karou intentará por todos los medios cruzar al otro portal para ayudar a su familia, pero entonces se encuentra con Akiva, un ángel que ha descubierto su relación con el traficante de deseos. Son enemigos, sin embargo hay algo que les impide serlo ¿qué?

MI IMPRESIÓN GENERAL

Debo decir que la novela me ha gustado mucho, además de corresponderse exactamente con el género que más disfruto, he estado enganchada de la primera a la última página; algo que no siempre ocurre. En este sentido debo decir que Laini Taylor lo consigue, te mantiene con la intriga que envuelve a la protagonista hasta el final, ¿quién es Karou? ¿Para qué necesita Brimstone todos esos dientes?

Reconozco que la primera frase que leí antes de que comenzaran los capítulos me dejó algo fría: <<Érase una vez un ángel y un demonio que se enamoraron. Pero su historia no tuvo un final feliz.>> Me parecía muy trillado, la típica historia fantástica del ángel y el demonio. Rápidamente pensé que ella sería el ángel y él el demonio. También hubiera creído que podría tratarse de algo muy ñoño si no fuera porque la persona que me lo recomendó me dijo que la cosa no se centraba en el amor.

Cuál fue mi sorpresa al descubrir el mundo de Karou y su relación con las quimeras. Los monstruos, los que en teoría deben ser los malos, vistos desde una óptica diferente y muy original. Desde el principio hay indicios de que Karou no es una adolescente normal, pues puede hacer realidad pequeños deseos a través de un objeto mágico, que consigue a cambio de realizar los encargos para el traficante de deseos Brimstone. Desaparece de repente para hacer esos encargos y buscar los dientes sin saber realmente para qué los necesita Brimstone. El poder de las puertas, que teniendo aspecto corriente, llevan al lugar donde están las quimeras, o a París, a Marrakech y cualquier otro punto del mundo.

No sólo la construcción del mundo es excepcional, sino también la de los personajes. Karou, una chica de carácter fuerte, que no se rinde ante los encantos de su guapísimo ex-novio, divertida cuando utiliza los deseos para que su pelo crezca azul, o para pequeñas venganzas. La relación con su mejor amiga Zuzana, cargada de conversaciones mordaces que hacen que en ningún momento la vida ordinaria de la protagonista sea aburrida, sino todo lo contrario, se convierten en escenas necesarias para conseguir ese contraste con el mundo fantástico. Esa fidelidad de Zuzana hacia la protagonista, aceptando sus repentinas marchas sin hacer muchas preguntas, porque sabe que ese misterio forma parte de Karou. El vínculo de la protagonista con una especie que ni siquiera es la suya, pero que enseguida identificas como su familia y que por muy monstruosos que te parezcan, empatizas con ellos. El misterio que se mantiene en toda la novela, y que produce un enganche muy bien conseguido.

Lo único que puedo criticar es el ritmo. Aunque durante gran parte de la novela se mantiene a la perfección, se pierde un poco hacia el final. Para explicar esas respuestas que busca la protagonista, la autora recurre a flashbacks que se hacen un tanto pesados, porque utiliza un espacio que pertenece al clímax de la historia. Estamos en un momento en el que es necesaria la acción y no la explicación. Quizás podría haberse arreglado si hubiera alternado presente y pasado, pero juntar varios capítulos del pasado provoca una bajada repentina que daña el equilibrio de la novela. Y cuando vuelve al presente, se acelera, como si la autora tuviera entonces prisa por acabar. Ocurre algo bastante dramático como para no darle el espacio que merece, para que el lector tenga tiempo de asimilar lo que ha ocurrido y produzca así el efecto que necesita. Parece ser el típico fallo de “esto es una saga” y en el próximo ya me centraré más en lo que ha pasado. Hacia el final, también me quedó una sensación extraña en cuanto a la protagonista, parecía haber perdido la chispa que la caracterizaba. Es cierto que todo personaje debe evolucionar en las novelas, pero no puede cambiar enteramente. A pesar de todo esto, me ha gustado lo suficiente para querer averiguarlo en la próxima novela.

En general la novela tiene muchos más puntos positivos que negativos, pero por ese fallo de equilibrio le quito medio búho. Así se queda en un muy bueno, pero no buenísimo:

Cuatro y medio



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