Cuando me decía que estaba siguiendo un camino de letras, en realidad estaba viéndolo desde la distancia, caminaba hacia él pero no acababa de llegar nunca; había algo que me retenía y sabía exactamente lo que era, pero no encontraba la fuerza para liberarme. Ahora que me he desligado de esa rutina, que me oprimía, me encuentro frente a una vida totalmente desconocida para mí, y eso no me asusta, al contrario, así es como quiero que sea: un reto.
Ahora sí puedo decir que avanzo por un camino de letras pues voy a emprender un sueño, haciendo realidad aquello que realmente me gusta. No hay que esperar a que nadie te venga a buscar, es uno mismo quien debe trabajar para hacerlo posible. Y ese es el punto en el que estoy, trabajando, formándome, gestionando mi tiempo, sintiéndome libre, y se me escapa una risita alegre porque estoy cerca, tan cerca de conseguirlo.
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